La prosa española alcanzó su cumbre con esta obra. El Quijote no posee un estilo uniforme, sino que es admirablemente polifónico. En él se combinan todos los niveles de la lengua que creó la prosa del Renacimiento, a veces con forma paródica o imitación burlesca. Es admirable la riqueza polifónica con la que se expresan sus múltiples personajes: cada uno habla según su condición y su estado de ánimo; así oímos las voces de la ciudad y de la aldea, de los cabreros y de los aristócratas, de mozas de partido o de clérigos, de la más noble retórica o del dicterio más vulgar y de la infinidad de tonos de Don Quijote, según sea su humor y la expresión sensata y cazurra de Sancho, tan amigo de los refranes.
domingo, 4 de noviembre de 2007
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